viernes, 24 de octubre de 2014

Jinetes exploradores germanos: Mercenarios al servicio de Roma

Gallia est omnis divisa in partes tres, quarum unam incolunt Belgae, aliam Aquitani, tertiam qui ipsorum lingua Celtae, nostra Galli appellantur. Hi omnes lingua, institutis, legibus inter se differunt. Gallos ab Aquitanis Garumna flumen, a Belgis Matrona et Sequana dividit. Horum omnium fortissimi sunt Belgae, propterea quod a cultu atque humanitate provinciae longissime absunt, minimeque ad eos mercatores saepe commeant atque ea quae ad effeminandos animos pertinent important, proximique sunt Germanis, qui trans Rhenum incolunt, quibuscum continenter bellum gerunt....



Así es como comienza LA GUERRA DE LAS GALIAS, por Julio César, y traducido lo anterior queda

La Galia está dividida en tres partes: una que habitan los belgas, otra los aquitanos, la tercera los que en su lengua se llaman celtas y en la nuestra galos. Todos estos se diferencian entre sí en lenguaje, costumbres y leyes. A los galos separa de los aquitanos el río Carona, de los belgas el Marne y Sena. Los más valientes de todos son los belgas, porque viven muy remotos del fausto y delicadeza de nuestra provincia; y rarísima vez llegan allá los mercaderes con cosas a propósito para enflaquecer los bríos; y por estar vecinos a los germanos, que moran a la otra parte del Rin, con quienes traen continua guerra...



La Guerra de las Galias fue un conflicto militar librado entre el procónsul romano Julio César y las tribus galas entre el año 58 a. C. y 51 a. C. En el curso de las mismas la República romana sometió a la Galia, extenso país que llegaba desde el Mediterráneo hasta el Canal de la Mancha. Los romanos también realizaron incursiones a Britania y Germania, pero estas expediciones no llegaron a transformarse en invasiones a gran escala. La Guerra de las Galias culminó con la Batalla de Alesia en 52 a. C., donde los romanos pusieron fin a la resistencia organizada de los galos. Esta decisiva victoria romana supuso la expansión de la República romana sobre todo el territorio galo. Las tropas empleadas durante esta campaña conformaron el ejército con el que el general marchó sobre la capital de la República.








Tropas galas con cotas de malla

Entre las tropas que ayudaron a César se encontraban los Exploradores germanos, expertos jinetes muy eficaces a la hora de hostigar al enemigo y hacerlo desesperar hasta matarlo.

Los germanos fueron muy apreciados así como temidos por su bravura en combate, eran gentes dedicadas a la guerra, hasta finales de la edad antigua despreciaban luchar con algún tipo de protección y algunos iban más bien desnudos lo que les hacía especialmente vulnerables a las armas a distancia. Sin embargo también eran buenos jinetes y como jinetes fueron usados en el ejercito Romano. El jinete germano no portaba armadura ni casco aunque si escudo y su arma era la framea que no era más que una pica con una punta de hierro o incluso, dada la escasez de hierro en la zona, una lanza de madera endurecida al fuego










La forma de ataque de esta caballería era la de realizar un movimiento circular y lanzando jabalinas antes de utilizar sus lanzas a corta distancia y girar a la derecha. 








Los caballos que probablemente se usaran en esta época serían Belgas y Frisones, pues fueron de esta zona de donde salieron estos mercenarios para luchar con Roma contra los galos.





Caballo Belga. Actualmente se usa como caballo de tiro, y su raza es llama así: Belga de tiro, pero no siempre fue así. Raza conocida en tiempos de los romanos.



Raza frisona. Natural de Frisia, Holanda, que en aquella época formaba parte de Germania Magna


FUENTES:
Texpos_

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